física y depresión (citado por Save the Children en “Poniendo fin al castigo físico contra la niñez”, 2003)
El mensaje más poderoso y generalmente involuntario que transmite el castigo físico a la mente de un niño o niña es que la violencia es una conducta aceptable, que está bien que una persona más fuerte use la fuerza para coaccionar a una persona más débil. De manera que una importante consecuencia del castigo corporal durante la infancia, es la agresión y el comportamiento delincuencial y antisocial durante la niñez y también, más adelante, en la adultez. Esta propensión a la violencia aumenta proporcionalmente según el grado de severidad del castigo (citado por Save the Children en Poniendo fin al castigo físico contra la niñez, 2003).
ALGUNOS EFECTOS DEL CASTIGO FÍSICO EN LOS NIÑOS Y NIÑAS:
• Daña su autoestima, genera un sentimiento de poca valía y promueve expectativas
negativas respecto a sí mismo.
• Les enseña a ser víctimas. Existe la creencia extendida de que la agresión hace más fuertes a las personas que la sufren, les “prepara para la vida”. Hoy sabemos que no sólo no les hace más fuertes, sino que se hacen más proclives a convertirse repetidamente en víctimas.
• Interfiere en sus procesos de aprendizaje y en el desarrollo de su inteligencia, sus sentidos y su emotividad.
• Aprenden a no razonar. Al excluir el diálogo y la reflexión, dificulta la capacidad para establecer relaciones causales entre su comportamiento y las consecuencias que de él se derivan.
• Les hace sentir soledad, tristeza y abandono.
• Incorporan a su forma de ver la vida una visión negativa de las demás personas y de la sociedad como un lugar amenazante.
• Crea un muro que impide la comunicación con sus padres y sus madres y daña los vínculos emocionales creados entre ambos.
• Les hace sentir rabia y ganas de alejarse de casa.
• Engendra más violencia. Enseña que la violencia es un modo adecuado para resolver
los problemas.
• Los niños y niñas que han sufrido castigo físico pueden presenta dificultades de integración social.
• No se aprende a cooperar con las figuras de autoridad, se aprende a someterse a las normas o a transgredirlas.
• Pueden sufrir daños físicos accidentales. Cuando alguien pega se le puede “ir la mano” y provocar más daño del que esperaba.